Dentro del gran panorama de películas de superhéroes, “Spider-Man: Un nuevo universo” del 2018 se eleva por encima de todas. Es una de esas películas perfectas cuya brillantez casual esconde docenas de decisiones arriesgadas y sinceras que nunca conoceremos, pero que se traducen completamente en la pantalla.
Al contar la historia asombrosamente animada del adolescente de Brooklyn, Miles Morales, y su autodescubrimiento como Spider-Man en un universo alternativo (conocido en Marvel como la Tierra 1610), también pone en el centro de atención las vidas de personas negras en sus narrativas, música y estilo de arte ecléctico y dibujado a mano. Eso es algo que rara vez se ve en las películas de superhéroes o de acción en general. La esperada secuela, “Spider-Man: A través del Spider-Verse”, se centra aún más en el ángulo del multiverso como una metáfora de las crisis de identidad y el conocimiento de uno mismo elusivo. ¿Cómo debería reaccionar Miles cuando la gente le dice que no pertenece a algún lugar? Siendo un adolescente birracial, eso es algo constante en su vida, a pesar del apoyo incondicional de su padre, el oficial de policía Jefferson Davis, y de su madre puertorriqueña, Rio Morales. Siguiendo unos años después de “Spider-Man: Un nuevo universo”, los directores de largometrajes por primera vez, Joaquim Dos Santos, Kemp Powers y Justin K. Thompson, reviven no solo las hermosas imágenes de la primera película, sino también las angustiantes dinámicas familiares de sus personajes. Al igual que con la película original, el ingenioso y divertido guion y la influencia de los productores ejecutivos Chris Lord y Phil Miller (“La LEGO película”) se complementan con un estilo de animación absolutamente deslumbrante que superpone significados y texturas con puntos de semitono, salpicaduras de color y encuadres de páginas de cómics.
En lugar de continuar exactamente donde lo dejamos, la historia comienza con un vistazo a la vida de Gwen Stacy, también conocida como Spider-Gwen, quien se hizo amiga y guió a Miles en la primera película cuando intercambió su propio universo por el suyo. Ella lo extraña y se siente culpable por mentirle a su propio padre, un oficial de policía (Shea Whigham), sobre su identidad como superhéroe. Esto refleja la realidad caótica de Miles, pero también el canon que define a la mayoría de los personajes de Spider-Man, quienes comparten historias trágicas y preocupaciones por combatir el crimen en entornos urbanos llamativos.
Estos Spider-Man han sido adaptados en la vida real por fabulistas internacionales en sus idiomas nativos. El rico mundo de posibilidades se abre nuevamente gracias a estas representaciones, en particular la deslumbrante metrópolis visual de Mumbattan (Mubai + Manhattan), habitada por el Spider-Man indio Pavitr Prabhakar, que es tan arrogante como ingenioso en sus comentarios y críticas. Gwen y Miles deben navegar a través de una variedad de realidades mientras luchan contra La Mancha, un científico transformado por la explosión del colisionador de partículas de la primera película que solo quiere llenar el mundo de agujeros (literalmente). Una heterogénea Sociedad de Arañas debe decidir cómo derrotar a un villano que está en todas partes y en ninguna parte. Nunca se devalúa el meta-comentario, que incluye bromas artísticas y críticas capitalistas, ni la película se avergüenza de sus raíces en los cómics ni de la desbordante suspensión de incredulidad que a menudo se requiere para entender la trama vertiginosa. Literalmente, cientos de variaciones de Spider-Man, lideradas por Miguel O’Hara, aparecen a lo largo de la película, incluida una verdaderamente excelente interpretación de Issa Rae como Jessica Drew, una Spider-Woman negra y embarazada que salta en motocicletas y que hace un buen trabajo. La película, impulsada por el elenco, es tan natural en su representación, por ejemplo, de personas en sillas de ruedas jugando baloncesto, como en su soundtrack increíble y vibrante de éxitos próximos. Todo encaja perfectamente, hasta el emocionante final que nos recuerda que esto es solo la primera parte de una secuela de dos películas.
Será una larga espera hasta marzo de 2024.
