PROYECTO BANGKOK: “Buscamos un sentido más melódico, que permita al oyente adentrarse poco a poco”

Proyecto Bangkok nace del encuentro de cuatro músicos con influencias similares, cuyos años juntos le permite acumular una amplia experiencia en los escenarios, al punto de ganar confianza y editar Libre Albedrío; su primer grupo de canciones grabadas en Estudio Árbol de Acuarelas.

El período pandémico lo impulsa a renovar las composiciones y encarrillar el rumbo de la banda. De esta manera, materializa su nuevo EP FRÁGIL junto al productor Juan Cabral y la percusión de Carlos Salas en Tomato Tree.

De las cinco canciones que incluye la propuesta, se destaca el primer corte como una fusión de géneros que invita a bailar. Seguido por “Rémora”, cuya profundidad resulta de la incorporación de instrumentos como el Cello (Violeta García) y el violín (Manuel Quiroga). Ambos temas llegan acompañados de producciones audiovisuales de primer nivel, que ya están disponibles para ser disfrutadas en el canal de YouTube.

¿Cuáles son las raíces de Proyecto Bangkok y en qué momento decidieron apostar de lleno?
La banda se formó a mediados del año 2014 en Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Fuimos un rejunte de amigos y conocidos de conocidos, donde todos teníamos más o menos influencias similares. Así que nos llevamos bien de entrada.

Empezamos metiendo algún que otro ensayo para ver si había química y funcionaba lo que teníamos en mente. Las juntadas dieron sus frutos muy rápido. Durante ese año, y en el 2015, compusimos las primeras canciones e hicimos los primeros shows. Ahí pudimos saborear las experiencias del vivo y el calor de la gente; ver si las canciones gustaban, y nos encontramos con una realidad sorprendente. Algunos habíamos tocado en vivo con otras bandas, pero otros no.

En el año 2017 decidimos ir por primera vez a un estudio de grabación para plasmar algunas de las composiciones de nuestro repertorio. Así fue como en marzo del 2018 sacamos “Libre Albedrío”, realizado en Árbol de Acuarelas de forma totalmente independiente.

Más allá de algunas idas y vueltas, fue el momento en que decidimos seguir y apostar por llevar este proyecto a algo más serio.

¿Qué es RÉMORA?
Rémora es el producto de relaciones toxicas, o que están al borde de serlo. En una relación hay momentos en los que se debe elegir entre pegar el volantazo o dejar que todo se termine. Por supuesto que esto es algo que debe evaluarse del lado de todas las partes que estén involucradas.

Rémora son las trabas que se ponen en el camino, a veces las pone uno, y otras las pone la otra persona. La canción ofrece una proyección de lo que vive una pareja con estas características, donde las peleas con o sin sentido empiezan a limar la relación.

¿Cuál fue la búsqueda lírica y sonora?
Buscamos un sentido más melódico, que permita al oyente adentrarse poco a poco en el tema. Nosotros teníamos una buena canción, pero con dos guitarras, bajo y batería; algo que ya habíamos hecho con “Anhelo” en el primer disco. No queríamos otra “Power Balad”, ahí entra el papel de Juan Cabral (productor del disco) quién entendió desde un primer momento lo que queríamos. Nos propuso, entre otras cosas, el violín que fue grabado por Manuel Quiroga; el cello por Violeta García; y la percusión ejecutada por Carlos Salas.

Toda banda necesita una oreja ajena para captar eso que quizás uno no se da cuenta y deja pasar. Juan fue parte de una cabeza que piensa como una orquesta.

Con respecto a la lírica, se buscó acompañar y empujar sin empastar mucho la musicalidad del tema. Somos conscientes de que a veces menos, es más; y si bien puede pasar que el tema necesite jugársela más, en esta oportunidad no se requería porque ya caminaba sola.

¿Por qué decidieron que fuera el segundo corte del EP?
Nuestro nuevo EP cuenta con cinco canciones, de las cuales cuatro son bastante “up”; mezclamos rock, funk, pop y, en algunos casos, jugamos con tintes más oscuros.

El primer corte de difusión con videoclip fue “Frágil”, una composición bastante movida, que invita a bailar, poguear y a lo que el oyente quiera hacer. Debido a esto, quisimos que el segundo corte fuese totalmente lo contrario para poder mostrar las dos caras de la banda.

Tratamos de soltarnos más, de dejar los prejuicios a un lado, de levantar la cabeza y decir “sí, somos una banda de rock, pero no nos encasillamos”. Hacemos lo que queremos hacer y lo disfrutamos.

¿Cómo describirían el vivo de Proyecto Bangkok y qué los destaca de otros del género?
El 25 de junio pasado tocamos en Makena, uno de los lugares más conocidos de Buenos Aires, y una persona nos dijo textual: “Parecen cuatro bandas en una”.

Desde el primer momento nos planteamos no casarnos con ningún género, siempre tuvimos ese juego entre manos. El primer disco es más rockero porque componíamos de esa forma. Hoy en día nos arriesgamos más y nos dejamos seducir por otros géneros. No sólo para el disfrute de los que nos escuchan, sino también por nosotros; porque crecimos musicalmente, no nos estancamos en el tiempo y también tenemos otras influencias.

En vivo somos eso, te metemos un riff, luego saltamos a un funk y desembocamos en una balada con un solo de guitarra que raja la tierra. Esto nos permite jugar, divertir a la gente y nosotros mismos.

¿Qué se viene para lo que resta del 2022?
Tenemos por delante una linda fecha en otro lugar muy conocido de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. El 22 de octubre tocamos en Teatro Lucille. Hace mucho que queremos hacerlo y se podría decir que nos lo ganamos.

Veníamos de no hacer presentaciones en vivo desde que empezó la pandemia, así que poder meter un disco nuevo, dos videoclips y dos fechas en lugares de renombre, para nosotros equivale a un año exitoso.

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