Lejos de encasillarse en un género, el artista argentino rompe con los esquemas a través de una canción cargada de rock y tintes hardcore que hasta ahora no había incorporado.
FRAN CARZINO es un artista argentino que, luego de integrar diferentes proyectos durante 10 años, emprende su camino solista editando el primer material discográfico UNIVERSO (2021). Un viaje entre el pop, la electrónica y algo de música urbana.
El 2022 lo motiva a crear y lanzar “La Vida Adulta” y “Existir” como cortes de su siguiente disco. Se suman “Tragicómic0”, “Fua” y “Cunita” (2023) con sus correspondientes videoclips.
A mediados del año pasado completa la publicación de esta obra bajo el nombre FRANCO y actualmente presente “Bu”, el primer adelanto de su tercer álbum en todas las plataformas digitales.
¿Cuáles son las raíces de Fran Carzino?
Es muy interesante la pregunta porque por un lado me hace pensar en las raíces de Fran Carzino artista, y por otro, las raíces de Franco, el ser humano nacido en Lomas de Zamora hace casi 30 años. Ambas me convocan y creo que se retroalimentan. El arte estuvo siempre presente en mi vida, incluso antes de que naciera.
Durante su infancia mi papá hizo radioteatros, armó los guiones de la obra, el show y lo grabó y transmitió por radio (hoy me encantaría escuchar o leer algo de eso).
Mi mamá me transmitió la pasión por la lectura, leíamos cuentos y le poníamos voces a los personajes. Cosas de ellos que habrán quedado inscriptas en mi historia y hoy resignifico.
La música llega a mi vida en la adolescencia, cuando una compañera de banco manifestó que no podía ser no supiera nada de música al desconocer a los artistas que ella nombraba. Eso me abrió un universo y entré a los canales de música (MuchMusic, MTV). Quedé maravillado por lo que vi: el videoclip, el escenario, los movimientos y las reacciones del público. Todo fue recibido por mí y llegó para quedarse.
Indescriptible lo que me empezó a pasar al descubrir la música, horas escuchando de todo en mi MP3.
Llegar a conocer la escena independiente y alternativa fue parte de este descubrimiento. En cierta forma plantó la semillita “yo también puedo ser como ellos”, algo de un anhelo.
Yo escribía muchos textos de chico: cuentos, libros o reseñas de películas y lo volcaba en un blog. Todo eso fue transformándose en canciones.
De ahí, la historia la he contado y puede resumirse en muchísimos recitales, discos lanzados, experiencia ganada y amor al arte desde distintos lugares.
Hoy celebro ser un artista que disfruta mucho de lo que hace, siente mucho amor por sus colegas que también disfrutan lo que son, cree en una escena independiente que hace mucho bien y tiene muchas ganas de seguir explorando esa expansión que trae.
¿Por qué elegiste el camino solista?
El camino solista fue eternamente fantaseado, aunque tiene un poquito de trampa. Si bien lleva mi nombre, siempre lo pensé y lo encaré como un proyecto acompañado. Fran Carzino es mi apodo, nombre artístico, y nombre de proyecto musical, pero yo soy muy consciente de que muchísimas personas me rodean y acompañan. Es por eso que también cree a Lavanda. No se limita a músicos que tocan conmigo, también suelen ser parte pintores, bailarines y actores. Es un ente artístico que muta show a show y disfruto que así sea.
Considero que ser solista me da mucha libertad. Lavanda es parte de mí juego creativo, pero también en su creación estoy yo. Me permite elegir cuando quiero mostrarme desde una faceta de banda hardcore o cuando decido hacer el más tierno de los acústicos. Eso me brindó y lo exploté al máximo.
Debo admitir que es una fantasía que siempre me acompañó, ya que las primeras composiciones fueron originalmente solistas. La música siempre fue un puente a poder expresar sensaciones, y apenas supe algunos acordes, empecé a desarrollarla.
En mi adolescencia compuse muchos temas que toque en vivo e incluso, hace muy poco, los volví a encontrar, los subí a bandcamp (plataforma que uso para subir música mía alternativa, más casera) y dos de esas canciones de adolescente hoy forman parte de mi repertorio actual.
Una banda puede durar unos años, pero si publicás algo con tu nombre, ya está. Como que se inscribe en la historia de otra manera.
Durante 2019, uno de mis proyectos “1932” decidió dejar de ser una banda de rock de amigos para transformarse en un dúo acompañado por sesionistas. Eso me hizo dar cuenta que había otras formas de trabajar.
Con la pandemia entendí que también podía hacer canciones desde casa, compartirlas y que eso genuinamente guste. Ser solista fue posicionarme en un lugar que hacía rato buscaba. Hacerme cargo de mi camino y mi deseo.
¿Qué es “BU”? ¿Tres palabras que lo describan?
Desafiante, infantil y desgarradora. Esas son las primeras palabras que se me vienen a la mente al pensar en ella. Bu es un susto. Así lo pensé cuando la titulé, acordándome de Boo, personaje de Monster Inc que, siendo una niña, tenía el poder de asustar a los monstruos; poder que ellos mismos, desde el prejuicio, le daban, ya que ella no era aterradora.
Siempre me llamó la atención esa peli y el concepto. Fue un hilo inspirador para la canción.
Conceptualmente es una queja, un desgarro ante las cargas que a veces podemos tomar, aquello que suponemos que el otro espera de nosotros. El Otro, sea familiar, pareja, o incluso algo puramente social, pareciera poner ciertas expectativas desde que venimos al mundo.
Expectativas que uno puede cumplir, obedientemente con crecer, o que pueden generar mucha angustia y un deseo de correrse.
Por supuesto que es una faceta de mí, que vivencié y experimenté (y me sigue pasando) pero que está exagerada y llevada a un extremo. Elegí conectar con esa parte de mí y encarnarla a pleno.
También retomo el concepto de desafiante hacía el arte mismo. Cuando saque Universo, mi primer álbum, me dijeron que era una joven promesa del pop, un ser del amor y la balada. A su vez, algunas personas que me conocían de la etapa previa con las bandas me decían decepcionadas, que había perdido el rock y la profundidad; cosa que no comparto, ya que considero que Universo tiene un profundidad y luz bellísimas, pero es subjetivo, por supuesto.
Al sacar Franco, mutó en mi público. “Fran Carzino hace música teatral”, escuché en ese tiempo. Muchas personas que me seguían durante Universo dejaron de escucharme y yo dejé de pagar ciertas promociones y publicidades que me codeaban con artistas mainstream.
Fran Carzino se volvió un artista excéntrico que podía incomodar mucho. “Bu” vuelve a patear el tablero mostrando una faceta distinta. El rock que se dejaba ver en canciones anteriores a través de guiños, ahora aparece en toda su expresión. A su vez, vuelvo a trabajar con invitados: Pablo Muñoz, artista que quiero y admiro mucho, se desgarra también en esta canción.
¿Qué te destaca de otros artistas del género?
Creo que en el arte en general, lo más importante es lograr una genuina conexión con el mensaje propio. No es nada fácil, conozco muchos músicos que, contentos al firmar con una discográfica, luego escuchan decepcionados cómo la misma les exige temas parecidos a otros artistas que facturan. Otros directamente, caen a la producción diciendo “quiero sonar como X artista”. Y entiendo la referencia e influencia, pero me parece muy loco cuando directamente la búsqueda es parecerse a otra persona.
En lo personal, creo que mi distintivo es el amor eterno por el juego. Me gusta organizar shows en los que estoy acompañado por pistas y hago covers; también shows acústicos y eléctricos más convencionales para sacar un costado exageradamente rockstar.
Las ideas que pienso en casa, aunque parezcan irrealizables, o rocen lo poco convencional, es lo que hacemos. Me empezó a pasar que, cuando voy a escuchar música, ya me imagino lo que sucederá: se subirá una banda, harán una canción con cierta estructura de verso, estribillo verso, la gente aplaudirá, pasarán a otro tema, y así. No quiero que me malinterpreten, ese tipo de shows me encanta, lo consumo asiduamente y siempre me voy con una sonrisa.
Pero también me emociona pensar que puedo crear algo distinto, si así lo deseo. Que todo tipo de expresión sea una carta más para jugar, y no la regla absoluta. Eso también se traduce a los géneros musicales que voy explorando: Universo es un álbum pop electrónico, Franco es alternativo/experimental, y Roto, el álbum que ya casi sale, es un disco de rock con toques pop y leves momentos teatrales, psicodélicos. Me encanta ir mostrando diferentes colores desde el audio e imagen. No sé si eso me distingue de otros artistas, pero no deja a nadie indiferente y lo disfruto mucho.
¿Como se traslada la propuesta al vivo?
Cada vivo es una sorpresa, y voy a recordar una conversación que tuve con Agustín Ferez (gran artista que admiro). Antes de que ambos emprendiéramos nuestros caminos solistas, veníamos charlando sobre las dificultades y miedos que nos daba. Él me decía: “Lo complicado de ser solista es que, a la hora de buscar músicos, no tienen que ser convocados para tocar en una banda, sino que tienen que ser convocados para tocar con vos. Les tiene que gustar tu música, y sumarse a un proyecto que va a llevar el nombre solo del cantante”. Eso siempre me dio vueltas en la cabeza, y concuerdo.
En mis primeros shows estuve solo, y, para la presentación de mi primer disco, cree una banda formada por músicos sesionistas. Con el tiempo, comenzó a armarse una movida artística de varios solistas y nos dimos cuenta, de forma natural, que, si nos uníamos, podíamos tranquilamente formar un conjunto de artistas. A ese movimiento decidimos llamarlo La Galaxia, o también Galaxia Conurbana, ya que vivimos en el conurbano sur de Buenos Aires. La Galaxia organiza varietes (eventos donde mostramos nuestras canciones de forma individual y luego todos participamos en las canciones otros). Cuento esta anécdota porque me parece mágico que, con el paso del tiempo, se hizo realidad el contar con músicos que genuinamente quieran participar en mis canciones, desde un lugar de respeto y admiración, así como yo también lo hago en otros proyectos con la misma premisa. La propuesta, en vivo, por ende, es el resultado de una mezcla de almas que se quieren y que tienen objetivos similares. Si pudiese resumirlo en una palabra, la propuesta es siempre ecléctica. Mágica y ecléctica.
¿Tienes algún referente musical mexicano con el que se identifiques y/o que te gustaría compartir escenario?
La música mexicana siempre está muy presente en mi escucha, sin ir más lejos, la primera vez que organicé la llamada “Karaoke Night” un show acompañado por pistas, el tema que usé como apertura fue “Sound tha mi primer amor” de Kinky. Kinky. Una banda mexicana que me encanta desde el lado experimental. También me gusta muchísimo Motel, una gran influencia para mi costado más meloso, pop rock. Café Tacvba, Caifanes, Zoé, Pito Pérez, Natalia Lafourcade, Belanova y Little Jesus, por nombrar algunas que se han ganado un lugar en mi corazón y en mi spotify.
Debo admitir que me falta conocer más de la escena under, pero que estoy seguro que tiene muchísimo para ofrecer. Entiendo que hay un amor mutuo entre la música argentina y mexicana, por lo que sería un honor conocer un poco más de esta cultura y su movida.
¿Qué te depara este año?
Me depara seguir aprendiendo, creciendo y explorando esta faceta musical que me acompaña hace 15 años. Hoy me veo, y me encuentro con dos discos editados que me gustan muchísimo. Con un tercer álbum a punto de salir y otros más ya en mi cabeza y mi deseo. Con shows en Buenos Aires y en otras provincias. Rodeado de colegas artistas que quiero y con los cuales tenemos muchos proyectos en conjunto o nos acompañamos en lo propio. Con mi mundo interior potenciadísimo, siendo los peluches protagonistas. Con una faceta de productor que se anima a salir (estoy produciendo mis propios demos y empecé a producir, grabar y mezclar a otros artistas, en una calidad aún amateur, pero que cada día me entusiasma más).
La verdad es que estoy muy agradecido con lo que me depara la vida, el año, y puedo contestarle a ese Fran adolescente, que estoy muy contento de ser quien soy y de cómo habito el arte.