El pasado sábado 10 y domingo 11 de febrero se llevó a cabo, en el aeródromo de Santa Maria de Punilla (Córdoba, Argentina), una nueva edición del mítico festival Cosquín Rock.
DÍA 1: calentando motores.
La jornada musical arrancó con la presencia de Silvestre y la Naranja, quienes encararon bajo un sol radiante a los presentes con la magia y todo el esplendor de sus canciones pop. Temas como “Sos todo lo que está bien” y “El instinto” hicieron bailar a los primeros asistentes que se encontraban ya desde temprano disfrutando del evento.
En paralelo, Nafta repasó las canciones de su segundo álbum homónimo, sumergiendo al público en una mezcla de emoción y nostalgia RnB con coros alucinantes y todo el despliegue musical que caracteriza a la banda.
Sin quedarse atrás, Bandalos Chinos resaltó con un sonido demoledor en torno a las barreras de la canción pop, repasando sus canciones y sorprendiendo a los espectadores con versiones de “Hablando a tu corazón” de Charly García con Pedro Aznar y “Canción para naufragios” de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota.
Los grandes números del sábado llegaron con la caída del sol. Miranda! dio inicio a su show con grandes cambios de vestuario típicos de la música de los ochentas, invitados de Hotel Miranda en pantalla grande y una avioneta de RED BULL haciendo piruetas en el cielo.
Llegando al momento más destacado del día, Lali presentó las canciones de su disco homónimo ante un público extasiado que logró disfrutar del inmenso despliegue de luces, puesta en escena y un inmenso acompañamiento coreográfico típico de una diva pop de alto target.
Su conciencia social no se quedó atrás y, en diálogo con los asistentes, se defendió de los recurrentes ataques del actual presidente argentino Javier Milei, destacando, también, la situación de vulnerabilidad en la que se encuentra el financiamiento de la cultura en el país.
Sin quedarse atrás, Dillom mostró su punto de vista político durante la interpretación de “Sr. Cobranza“, la canción insignia de Las Manos de Filippi (relevante por la interpretación de Bersuit Vergarabat) que critica de manera cruda el gobierno de Carlos Menem. Dillom modificó la letra original, haciendo una adaptación a los tiempos que corren, expresando su postura sobre el Ministro de Economía actua
DÍA 2: cuando casi todo parecía perdido.
El domingo comenzó con condiciones climáticas preocupantes: una lluvia torrencial y fuertes vientos inundaron las inmediaciones y el interior del predio. Pese a diversas cancelaciones de bandas y artistas, alrededor de las 17 horas, el sol se hizo presente para normalizar la jornada.
Algunos minutos después, Neo Pistea se presentó en solitario en el escenario, y compartió su energía con los primeros fanáticos que comenzaban a acercarse. Milo J, la joven promesa, continuó con el frenesí mostrando una consolidación evidente y demostrando su merecido lugar en la escena musical. Una promesa que parece estar lista para brillar con fuerza.
En la tarde, el escenario Montaña atrajo la atención con actuaciones destacadas de El Kuelgue y Usted Señalemelo. El conjunto liderado por Julián Kartun ofreció un repaso de sus clásicos ya consolidados con una cuota de humor irónico que tanto los caracteriza. Mientras tanto, el trío mendocino adaptó su propuesta 360° a una presentación de festival, destacándose con luces, visuales alucinantes y un repertorio de ensueño.
Llegada la noche, la esencia del trap se hizo presente con los miembros fundadores de Modo Diablo: Ysy A, Duki y Neo Pistea; dos de los shows más convocantes del evento. Los artistas tomaron el control del escenario Norte, demostrando que el Cosquín ya no se limita al rock de guitarras.
Alejo Acosta no dejó de saltar, gritar e incitar al descontrol. Presentó un repertorio que giró en torno a su último disco, “El after del after“. Duki, por su parte, mostró una faceta más tranquila y melancólica, recorriendo casi toda su obra con una banda de gran calibre.
En conclusión, Cosquín Rock arremetió con un festival distinto, repleto de música alternativa y contestataria que tanto le hacía falta al contexto en el que los argentinos nos encontramos inmersos.
Una cuota de rebeldía, al menos por un fin de semana.
