Por Mich Cortina — Playlist Magazine
Cuando Bruce Springsteen grabó Nebraska en la soledad de su habitación en Nueva Jersey, no buscaba hacer historia. Solo quería entenderse. Cuarenta años después, esa búsqueda de redención se transforma en “Deliver Me From Nowhere”, la película de 20th Century Studios y Disney dirigida por Scott Cooper (Crazy Heart, Hostiles) y protagonizada por Jeremy Allen White, el actor que nos ha hecho llorar, gritar y amar con The Bear.
Basada en el libro de Warren Zanes, la cinta revive uno de los capítulos más íntimos y turbulentos del “Boss”: el momento en que cambió los estadios por una grabadora de cuatro pistas y se atrevió a mirar hacia adentro.
“Nebraska siempre me está enseñando algo nuevo”, dijo Cooper durante la conferencia global. “Es la historia de un hombre enfrentando su propio dolor, con la valentía de hacerlo sin adornos.”
En la piel del músico, Jeremy Allen White muestra a un Bruce frágil, imperfecto y profundamente humano. “Tuve que dejar de verlo como un dios para encontrar al hombre detrás de las canciones”, confesó.
A su lado, Jeremy Strong (Succession) interpreta a Jon Landau, el manager y amigo que supo ser brújula en los años más oscuros del artista. El reparto lo completan Paul Walter Hauser (Black Bird), Odessa Young y Stephen Graham, quien da vida al padre de Springsteen, pieza clave en la herida emocional que sostiene tanto al disco como a la película.
Filmada entre Nueva Jersey, Nueva York y Los Ángeles, la producción vuelve a los lugares donde todo empezó: el Stone Pony, el Asbury Boardwalk y el aire salado de la costa que moldeó al músico.
“No quería filmar al ícono, sino al hombre que todavía buscaba su lugar en el mundo”, explica Cooper. “Bruce entendió eso desde el inicio: me dio su historia con total honestidad.”
Deliver Me From Nowhere ya está en cines, y promete ser una oda al arte imperfecto, a la belleza de lo roto y a la música que nace de las sombras.
Porque como dijo Springsteen, “la verdad sobre uno mismo no siempre es bonita.”
Y justo ahí —entre la voz raspada, la soledad y la esperanza— es donde vive la magia.
