Torso Corso es un sexteto capitalino con influencias del no wave/punk, el jazz core y la
improvisación libre.
El ensamble presentó el pasado 4 de abril el disco Imperio de Barnices. Pinturas del Sur, por
primera vez en vinil.
Fiel a su estilo libre y de búsqueda constante, la banda define este LP como “Una suite de ocho
miniaturas, cada una explorando un estilo distinto y cada una compuesta y pensada para unx
de nosotrxs”.
El álbum se puede escuchar en plataformas de streaming desde hace unos meses, pero el grupo
destaca que se siente más conectado con los formatos tangibles.
“Estamos convencidos de que se debe pagar por la música, como por cualquier otro bien… Es
importante para nosotros que la gente a la que le gusta lo que hacemos tenga la oportunidad de
tenerlo en sus manos”, comentan.
Se trata de una cuidada edición limitada de 300 copias, con gatefold y disco de color azul
mármoleado, que se podrá conseguir en las tiendas especializadas, así como en las futuras
presentaciones del grupo.
La banda se presentó en el DadaX Club de la CDMX para tocar en vivo este material, junto con otros tracks más recientes que han grabado.
Huyen de las etiquetas, Aunque varios medios han etiquetado el trabajo de la banda como metal, jazz o música experimental, ellos prefieren alejarse de las clasificaciones e incluso de las propias definiciones a las que antes se vincularon, como la del poliestilismo.
“Más que un género musical, nos define la forma en que hacemos las cosas, a partir de la
integración y de la curiosidad por el diálogo que sé que se gesta entre diferentes estilos”,
comentan.
Eso sí, admiten que funcionan como una especie de puente entre lo académico y el DIY (do it
yourself) porque, aunque todos ellos han estudiado música, también tienen una relación con el
mundo de la teoría europea de la música occidental.
“Una de las ventajas es que en esta agrupación se juega mucho con las voces de los saxofones,
con las guitarras, o con la idea de si hay dos pianos o dos guitarras… Hay una flexibilidad muy
interesante. Por otro lado, aunque la mayoría de nuestra música está escrita en papel, siempre
hay espacio para las modificaciones y las propuestas individuales”, destacan.
“No es que la banda esté conformada por ciertos instrumentos o por cierta cantidad de
saxofones o guitarras, sino por personas que tienen un bagaje y que por lo tanto están
abiertas a la colaboración”, aclaran.
Lo que no dicen, pero vale la pena mencionar, es que se han consolidado como una de las
agrupaciones más importantes del circuito indie de la CDMX y que sus integrantes participan
de manera habitual en las sesiones de improvisación libre en distintos clubes de la ciudad.
Su propuesta en directo
Torso Corso se ha presentado en distintos tipos de escenarios y alternado lo mismo con bandas
de metal que con actos de rock, jazz y música del mundo.
Aunque suelen tocar en foros institucionales y escenarios formales, también suelen tocar en
otro tipo de espacios, desde patios y terrazas hasta talleres de diseño o arquitectura o galerías.
Así, han compartido su propuesta en sitios como Vernacular Institute, ExFábrica,
316Centro, el club de jazz Parker & Lenox, el festival Toguiza o Radio UNAM,
entre otros.
Como dato curioso, han notado que cuando tocan en escenarios más cercanos a géneros como
el punk o el metal, les dicen que suenan muy jazzeros, y que en contraparte, en los foros de jazz
les dicen que suenan muy metaleros, lo que reafirma su condición de artistas de amplio
espectro, lo que entre otras cosas les ha permitido también musicalizar películas
independientes.
“Hay mucha aceleración en nuestra música, muchos cambios, no sólo en las piezas, sino
también en nuestro propio deseo de no aburrirnos y de intentar tocar otra cosa… Y eso nos
hace producir canciones nuevas y explorar cosas”, dicen.
Más del disco
Destacan tracks como “El color que cayó del cielo”, una canción muy enérgica que deja ver
cómo Bernardo, quien suele ser un músico tímido, se convierte en un demonio al tocar de
forma salvaje la guitarra.
Igualmente, importantes son “Imperio de Barnices”, que abre el álbum, y “Pinturas del sur”,
que lo cierra, porque de alguna manera son un mismo track, en el que todos trabajaron para su
construcción de una manera orgánica y sin la necesidad de registrarlo en el papel.
No menos destacable es “Lava Biru”, porque contrasta con esa parte orgánica gracias a un solo
de batería que sí está ligado a una partitura.
Con esta grabación, el grupo deja un testigo palpable de su trabajo, basado en el dinamismo, la
fuerza y la visceralidad, pero también en la colectividad y el disfrute.
El LP Imperio de Barnices. Pinturas del Sur ya está a la venta a precio especial a través del Instagram de Venas Rotas.