En un rincón elevado del norte de la CDMX, donde las calles de Cuautepec guardan historias que rara vez llegan a los escenarios, nació MARIANELA: un universo musical que respira baroque pop, indie pop y pop lofi. Detrás del proyecto está Victoria Magdalena Escobedo Alba, una creadora que en 2022 decidió convertir sus impulsos emocionales en canciones y terminó, casi por instinto, lanzando dos discos tan crudos como transparentes: 23 y Kitsch. Con una estética lofi que evoca a Daniel Johnston y una narración profundamente personal, MARIANELA se ha convertido en un espacio donde la vulnerabilidad tiene sonido propio.
Después de buscar por más de un año músicos que se unieran al proyecto para tocar en vivo, por fin llegaron las piezas que faltaban: Nau en el bajo, Swanji en la batería y Toru en la guitarra. Hoy, los cuatro forman la versión completa de MARIANELA y son quienes le dan vida al proyecto en el escenario.
Ahora, tras un año de maquetas guardadas y emociones que necesitaban asentarse, el proyecto presenta su tercer álbum: un recorrido de 25 canciones y más de hora y media de música que abraza el caos, la memoria y la intimidad. Un material que, aun desde la independencia total, logra sentirse universal: un espejo para quienes escuchan y un manifiesto para quienes buscan honestidad en el pop.
Este nuevo disco es, básicamente, la historia de una relación que estaba destinada a no funcionar. Las canciones siguen el proceso desde el reencuentro esperanzador hasta ese momento donde aceptas que nada volverá a ser como antes. Cada track representa una etapa distinta de esa caída emocional, por lo que es fácil conectar con ellas si alguna vez has vivido una ruptura (o si sigues atoradx en una).
