En la vorágine del pop, donde las melodías pegajosas y los sintetizadores se entrelazan como amantes fugaces, emerge Mazu, el alter ego de Sebastián Barrenechea. Este joven músico peruano se sumerge en las profundidades de su psique en su álbum debut ‘Origen de Villano’, un viaje emocional que nos sumerge en las aguas tumultuosas del desamor.
El disco se divide en dos partes, como dos actos de una tragedia moderna. La primera, con euforia y nostalgia, nos transporta a los momentos felices y los recuerdos de un amor perdido. La música vibra con ritmos bailables y sintetizadores que nos hacen bailar mientras recordamos amores pasados. Pero el frenesí da paso a un segundo acto, donde Mazu experimenta una ansiedad abrumadora que lo hace cuestionar su identidad y su lugar en la relación fallida.
La inspiración para este trabajo surgió de una herida personal, una decepción amorosa que sumió a Barrenechea en la oscuridad de la depresión. Pero en lugar de hundirse aún más, Mazu se refugió en la música. Durante semanas, escribió canciones como terapia, creando un testimonio honesto y conmovedor de su proceso de sanación.
La influencia del pop de los años 80 y 90 se siente en cada acorde y sintetizador, con un toque de new wave y psicodelia que añade una profundidad única. Mazu canaliza la esencia de Michael Jackson, Madonna, Prince, pero también encuentra su propio camino, fusionando elementos de La Casa Azul, Dua Lipa y Tame Impala.
Mazu se presenta como un artista valiente y auténtico, dispuesto a explorar las sombras más profundas de la experiencia humana. ‘Origen de Villano’ es un viaje por los rincones oscuros del corazón, un testimonio musical de amor y pérdida que trasciende las fronteras de la música peruana y se convierte en un faro de luz en la escena independiente.
En el turbulento mar del pop contemporáneo, Mazu emerge como una voz que nos guía en la senda del desamor.
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