NOTA: Este artículo fue publicado originalmente en 2019.
James Blake ha presentado un ensayo sobre la depresión y la masculinidad llamada It’s Not OK to Feel Blue. Blake describe su inquietud para revelar problemas de salud mental dado su privilegio como hombre blanco heterosexual. Pero él argumenta que si se desalienta a las personas como él a hablar, corremos el riesgo de permitir que los “hombres blancos ególatras cisgénero” continúen “desangrando su mierda sobre todos”.
Blake dice que fue acosado en la escuela, rara vez socializado, y “se preguntó durante años si él tenía algún trastorno de conducta”. Identificó su interioridad con la feminidad, dice—“Pensé que tenía la sensibilidad de una mujer pero en el cuerpo de un hombre”—y “permanecí virgen hasta los veintidós años, porque era torpe e incapaz de ser natural.”
“Puse a las niñas en pedestales y las adoré”, escribe, “pero solo seguí siendo su amigo. Me enamoré muchas veces y nunca fue correspondido. No tenía ningún derecho automático sobre ellos, por supuesto, pero me mantuvieron cerca durante años y permitieron que sus amigos me intimidaran y humillaran, traicionándome accidentalmente por incomodidad. Me molestaba su comprensible incapacidad juvenil para saber qué hacer con un chico sensible que las hacía reír y sentirse bien consigo mismas, pero cuyo cuerpo no querían”.
A pesar de su éxito posterior, contrasta su nombre artístico con otra identidad, “el hombre-niño que durante muchos años estuvo sufriendo, en espiral, sin salir nunca de casa, consumiéndose en una prisión del ego, negándose a colaborar, permitiéndose ser sangró financieramente y sus amigos y su familia extendida se aprovecharon de él, jugaba videojuegos y fumaba hierba catorce horas al día y no se cuidaba en absoluto hasta que estaba en una depresión, experimentando ataques de pánico diarios, alucinaciones y una crisis existencial. Estaba haciendo preguntas como ‘¿Cuál es el punto de mí?’ y diciendo que no quería vivir”.
Él describe esto, dice, “para mostrar cómo un hombre blanco privilegiado, relativamente rico y lo suficientemente famoso como para no tener piedad podría deprimirse, en contra de todas las expectativas y concesiones de la sociedad”. Al mismo tiempo, admite “tener el pensamiento incómodo pero racional de que mi lucha en realidad fue comparativamente pequeña, y que cualquier persona de color o miembro de la comunidad LGBTQ+ podría haber pasado exactamente por lo mismo y luego mucho, mucho más”. encima de eso.” Al final, dice, “mi novia me hizo entrar en razón verbalmente, diciendo que no ayuda a nadie, y menos a uno mismo, comparar el dolor”.
Shout out to all the partners who selflessly placated a musician during a very self absorbed process like creating an album, who got the title ‘muse’ afterwards which basically amounts to being an object of affection while the musician exercises their ‘genius’.
— James Blake (@jamesblake) October 7, 2019