A veces todo se define por una palabra mal dicha. “Evitar caer” era la frase que debía cantar, pero su voz se tropezó. Dijo “Levitar caer” y algo hizo clic. El músico peruano Nicolás Duarte no corrigió ese desliz. Lo abrazó. Porque en esa contradicción accidental, en ese desbalance fonético, encontró una imagen mucho más potente. Así nacen algunas canciones: del error, del impulso, de lo que nadie planeaba. El nuevo videoclip de Levitar Caer arrastra esa energía: la de una emoción que llega sin invitación y cambia todo lo que sigue.
La canción fue escrita en dos partes, ambas marcadas por el duelo. Primero tras la muerte de César Duarte, el hombre al que Nicolás considera su padre. Después, un año más tarde, con una mirada más serena, aunque igual de dolida. Esa doble herida se nota en cada línea, en cada variación rítmica. Nada parece cerrado ni conclusivo. Todo sigue latiendo, como cuando uno recuerda algo importante y no sabe si le calma o le arranca el aire. El videoclip entiende eso: un personaje anónimo atraviesa un lugar deshabitado, con un traje de oficina y una máscara que lo aísla del mundo.
Esa figura –mitad mimo, mitad espectro de sí mismo– se desplaza sin rumbo claro entre restos de un escenario oxidado. La estética, en lugar de adornar, carga con el peso simbólico del colapso emocional. Todo está fuera de sitio: los objetos, el tiempo, los gestos. Nada grita, todo murmura. Y sin embargo, ahí está la incomodidad. La imagen del ciervo negro de mirada inmóvil interrumpe cualquier intento de lectura literal. Lo que vemos no es una historia con inicio y fin. Es una pausa mental. Un instante prolongado de desorientación.
Nicolás Duarte lleva más de dos décadas empujando límites. Con Cuchillazo fue electricidad pura. Con Camarón Jackson hubo groove y riesgo. Con La Mente hay baile con contenido. Pero su proyecto solista tiene otra lógica: se mueve con menos presión y más convicción, como si cada canción respondiera solo a un impulso real, sin concesiones externas. Levitar Caer, segundo adelanto del disco que viene en camino, confirma esa actitud, escribir desde lo que se siente, no desde lo que se espera.
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