Las ciudades laten con historias que se deslizan entre el bullicio del tráfico y las voces que se pierden en la multitud. Algunas de esas historias caminan en cuatro patas, sorteando autos, esquivando miradas y encontrando refugio en cualquier esquina. “Perro Calato”, la nueva entrega de Bareto junto a Nero Lvigi, se sumerge en este paisaje citadino con una cumbia de esencia callejera, donde lo festivo se entremezcla con lo crudo y lo real.
La banda ha encontrado en este relato el pretexto ideal para seguir ampliando sus horizontes. Mantienen la esencia bailable que los ha convertido en referencia obligada, pero ahora añaden nuevos elementos que transforman su propuesta en algo más dinámico. Nero Lvigi encaja con naturalidad en esta ecuación, su lírica se acomoda con precisión sobre el vaivén de la percusión y los fraseos de la guitarra eléctrica. En sus versos no hay adornos innecesarios, solo una narración que fluye con el desenfado de quien ha aprendido a moverse entre los contrastes de la ciudad.
La canción se apoya en una producción que destaca por su equilibrio. Los ecos de la cumbia villera se entremezclan con destellos psicodélicos y pinceladas de reggae que refuerzan el carácter despreocupado del protagonista. Es fácil imaginarlo recorriendo las calles, en busca de cualquier sobra de pan, un cartón donde echarse o una mirada cómplice entre tanto desinterés. Hay una nostalgia sutil en el ambiente, pero no hay espacio para la derrota.
Bareto lleva años explorando nuevas fusiones sin perder su identidad. En este caso, la presencia del rapero limeño es una prueba más de que la cumbia tiene espacio para todo aquel que quiera sumarse a su energía inagotable. “Perro Calato” se siente como una canción que no teme ensuciarse los pies, que se deja envolver por la vida sin maquillar sus aristas.
El sencillo ya está disponible en plataformas digitales. Mientras tanto, en alguna avenida de Lima, un perro sin dueño sigue su marcha sin que nadie sepa su destino.
