Cuando le pregunté a Bandido Boi cómo describiría su música, respondió: “como una flecha que surca por los cielos y desciende en picada para clavarse en la cresta de las olas antes de chocar con la costa”.
Y no miente porque, desde los primeros segundos de “Vibra” y hasta la última canción de Hipersensitivo, nuestra mente se encarga de visualizar el paso entre las nubes y las gotas saladas del mar al rebotar en nuestro rostro.
El hombre detrás es Matías Salamanca, hijo emocional de una generación de artistas chilenos a las que no les tenían mucha fe pero que a base de corazón y trabajo, hoy son uno de los epicentros de la música hispanohablante.
Hipersensitivo, su álbum debut, se acaba de publicar; pero él empezó a imaginarlo desde pequeño, hace más de una década, cuando de las calles y las fiestas empezaba a germinar una movida cuyos protagonistas ahora son respaldados por anécdotas de culto y canciones escondidas en los albores de YouTube y Soundcloud.
Bandido Boi no se quedó ahí y desde su contexto empezó a re interpretar sonidos que venían de fuera: Frank Ocean, Mac Miller, Joji, Mis Def y en tiempos recientes, Álvaro Díaz y Se Senra.
Su material no teme bifurcar entre épocas; al contrario: son el escaparate de una reflexión constante sobre sus miedos y deseos. Música construida desde sonrisas y lágrimas para empatizar con los demonios de otros.
Él es parte del colectivo Senda Nostalgia porque al igual que otros proyectos chilenos emocionantes, entiende que el colectivo potencia la fuerza individual.
Y entiende de sacrificios: a pesar del gran recibimiento del álbum, pica piedra y se genera oportunidades por sí solo. Ahora, el gran objetivo: tocar de pies a cabeza el álbum con todas las nuevas ideas que se le han ocurrido para revitalizar su propuesta, sin miedo al cambio ni al riesgo.
Ese es Bandido Boi y estás a tiempo de ser parte de su historia, desde Chile con amor.