“Creía que una silla de ruedas era una condena. Hoy sé que es mi libertad.”
Así lo dice Kenneth Lau, fundador de Agito, una empresa que está revolucionando la forma en que México entiende la discapacidad, la movilidad y la autonomía. Y lo dice desde un lugar profundo y real: Kenneth adquirió una discapacidad motriz hace más de once años, tras un asalto en el que también perdió a su madre. A partir de ese momento, todo cambió. Pero en lugar de rendirse, decidió cambiar el juego.
No es una ortopedia. Es libertad.
Agito no vende productos: entrega independencia. Es una plataforma de soluciones tecnológicas que asesora, equipa y acompaña a personas con discapacidad motriz. ¿Qué ofrecen?
Sillas de ruedas personalizadas, hechas con materiales como fibra de carbono o aluminio ultraligero; handbikes; equipos deportivos. Pero lo que más importa no es el diseño, es el impacto.
“Nos pasa muy seguido: alguien se sienta por primera vez en una silla hecha a su medida y nos dice: ‘no sabía que esto existía’. Eso es lo que queremos cambiar.”
En poco tiempo, Agito ha impactado directamente a más de 150 personas y ha trabajado en 27 estados del país. Su equipo combina conocimiento técnico con experiencia real como usuarios. Saben lo que hacen, porque han vivido lo que tú estás viviendo.
Una historia que duele. Y da esperanza.
De todas las historias que Kenneth ha acompañado, una de las más poderosas es la de Rodrigo Broca, un niño que llegó a Agito a los tres años y medio, luego de perder a su familia. Fue adoptado por el mejor amigo de su padre. Hoy, gracias a una silla personalizada, Rodrigo corre, juega, está en la escolta de su escuela y vive con una sonrisa.
“Con la herramienta adecuada, todo cambia. La discapacidad no es el límite. El entorno y el desconocimiento sí lo son”, dice Kenneth.
Por eso Agito no solo vende: educa, acompaña y rompe mitos. Su propósito es mucho más grande que mover cuerpos: quieren mover conciencias.
Más que una silla, una identidad
Una silla puede ser colorida, elegante, discreta o disruptiva. Puede ser una extensión de ti. “La silla no te ata, te lleva. A donde sueñes, a donde ames, a donde trabajes. La silla es lo que te permite vivir”, dice Kenneth.
Y sí: eso también es movilidad. Poder elegir cómo te ves, cómo te mueves, cómo te muestras ante el mundo.
¿Por qué esto importa hoy?
En un país donde el acceso a la tecnología asistiva sigue siendo un privilegio, Agito está construyendo un nuevo futuro, uno donde la movilidad no sea un lujo, sino un derecho. Porque vivir con plenitud no debería depender del modelo de silla que pudiste conseguir en una ortopedia genérica.
Cómo acercarte a Agito
Si tú, alguien cercano o un familiar vive con discapacidad motriz, Agito está aquí. Puedes contactarlos en su sitio web, redes sociales o WhatsApp. Están en México y en Estados Unidos, y no vienen a venderte una silla: vienen a acompañarte hacia la vida que mereces.