Matalascallando llega desde Perú con un aire de extrañeza familiar. Su música se instala en la grieta entre lo confesional y lo experimental, allí donde una guitarra distorsionada puede sonar tan frágil como una fotografía desteñida y un sintetizador puede recordar la textura de una calle mojada al final del verano. Desde su debut en 2023, el proyecto se ha movido lejos del ruido mediático, casi como un secreto compartido que viaja de oído en oído. Esa discreción no lo reduce, más bien lo vuelve una escucha que sorprende por lo imprevisible de su alcance.
Fim de férias, su nuevo EP, gira en torno a esa sensación de tránsito que acompaña los finales. El título sugiere la vuelta a una rutina inevitable, pero en vez de retratarla con dramatismo, se queda en el instante ambiguo en que lo vivido todavía se mezcla con lo que vendrá. El sonido mantiene la estética lo-fi de trabajos anteriores, aunque ahora se percibe un pulido distinto, un contraste que permite distinguir la calidez de las guitarras y la forma en que los sintetizadores parecen inhalar y exhalar.
En Fim de férias la unidad se percibe más allá de los temas individuales. Todo el EP se articula como una serie de fragmentos que retratan la tensión entre lo que termina y lo que está por comenzar. El sonido lo-fi sostiene una crudeza doméstica que, con la mezcla y masterización, adquiere un contraste particular: lo íntimo se expande, lo diminuto se siente con fuerza inesperada. La experiencia de escucha se parece a revisar un álbum de fotografías borrosas donde cada imagen guarda un instante de crecimiento, desprendimiento y avance.
En ese vaivén se juega gran parte del atractivo de Matalascallando. Su música no busca cerrar sentidos ni entregar certezas, prefiere quedarse en el movimiento entre lo íntimo y lo compartido, entre lo que se recuerda y lo que todavía se desconoce. Fim de férias deja la impresión de un diario abierto, de un registro que invita a asomarse sin prometer respuestas, apenas la posibilidad de reconocerse en esos intermedios que a menudo pasan inadvertidos.
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